La ceremonia quedó diluida, casi indiferente, entre la abundancia del Sena y la lluvia.
A pesar de que en directo pudisteis, quienes tenéis el valor de seguirme en X, leer mi reacción a la Ceremonia De Apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024, he querido dejarme 24 horas de reflexión y revisar algunos pasajes para compartir con quien guste mis impresiones finales.
Reflexiones sobre la ceremonia de apertura de las Olimpiadas de París 2024: Entre la innovación y el desastre artístico
Ayer fuimos testigos de lo que muchos medios internacionales ya han calificado como un evento controvertido y polarizante. The New York Times la describió como "un espectáculo inflado hecho para la televisión" mientras que el New York Post no dudó en llamarla "aburrida y mal concebida". Aunque el francés Le Figaro reconoció que algunas partes fueron "impresionantes", también señaló que otras resultaron excesivas.
Personalmente, como alguien apasionado por el arte y la transdisciplina, no puedo evitar compartir mis propias impresiones y, seguramente por lo que conozco y admiro Francia y su arte, no puedo más que expresar una gran decepción.
Es innegable lo maravilloso y necesario que es que el arte salga de habitáculos para que las calles participen de él. París 2024 intentó llevar este concepto al extremo, con una ceremonia al aire libre a lo largo del Sena, accesible para cientos de miles de espectadores.
Así como la intención de visualizar la diversidad y el progreso, mostrando un desfile de atletas en barcos, fue sin duda loable. Sin embargo, a pesar de estos nobles objetivos, la ejecución artística dejó mucho que desear.
También hay medios que absurdamente no han dudado en criticar indignados las referencias a pasajes religiosos, lo cual me es insignificante porque, como siempre mantengo, no hay arte más mediocre que el que ni punza ni conmueve. Un ejemplo de ello fue la reacción del Express UK, que mencionó que la ceremonia no estaría completa sin una cuota de controversia.

Sin embargo, lo que más lamento es la falta de cohesión y armonía en el espectáculo. En tiempos como estos, el criterio artístico debe prevalecer más que nunca. 
Si algo intentan enseñarnos en la facultad y en la propia interpretación y admiración de la obra de los grandes maestros es que en el arte lo fundamental es el conjunto, la globalidad, la armonía del todo. 
En palabras del que fue mi profesor de dibujo Manuel Arcenegui en la Universidad de Sevilla: "No hay nada más peligroso para un artista que enamorarse de una parte de su obra; de un pasaje. de un espacio del lienzo o papel", recuerdo que nos repetía constantemente mientras se acercaba con su temido paño y nos borraba con fuerza esa parte que cegaba e impedía considerar nuestra obra en su totalidad.
De él aprendí que todo lo que resta, sobra. Y ayer, lamentablemente me acordé de él y su paño, y las ganas de borrar con pudor el pastiche inconexo que, más que vibrar y a pesar de ser un amante de lo conceptual y abstracto, me hicieron enmudecer de desconexión.
En mi opinión, el mensaje de la ceremonia quedó diluido, indiferente, entre la abundancia del Sena y la lluvia.

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